Fronteras, las murallas invisibles

Hoy se alzan ante mí las murallas más grandes con las que me he topado desde que estoy acá: las fronteras de lo absurdo. Se acerca el momento de volverme una “ilegal”. Y paralelamente, se me afilan los colmillos, pensando en las políticas proteccionistas de los que controlan los flujos migratorios. Esa trata de esclavos del siglo XXI. En las que se cobra un pasaporte por una estadía sumisa, a cambio del diezmo que pagará mes a mes por respirar la polución que emana de cualquier país tildado de “paraíso”.

«Ni patria ni bandera, ni raza ni condición, ni límites ni fronteras, extranjero soy» EB

Sufro emboscadas de soluciones de emergencias que más de una vez me rebotaron en los oídos en aquel país próspero en el que me crié. Y ahorita me abruma la idea de regresar. De donde yo vengo es difícil plantearse la hemorragia del neoliberalismo cuando te circula por las venas, y te cuesta desprenderlo en tu insignificante manera de comprender el mundo. Y de repente, te cuestionas la mecánica mundial, cuando para acceder a unas cascadas tienes que pagar el peaje al dueño de un señor al que, según este globo terráqueo, dice pertenecerle ese terreno. ¿Pagar 2000 pesos para acceder a un río?

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Me remonto a la historia para obtener la fórmula de en qué momento se repartieron las tierras unos valientes hijos del cielo, cuando caigo en la cuenta de que fui yo, o sea, mi estirpe. No puedo evitar reírme. Sin duda, es cómico. Estoy a punto de ser expulsada de una tierra que colonizamos a fuerza bruta, los españoletes. Pero no se os ocurra odiarnos, al fin y al cabo, hemos sido y seguimos siendo las putitas de Europa.

Incluso por aquel entonces, donde vuestro oro rebotaba en la península para caer en las manos de los que siempre fueron más listos que nosotros. Sentid compasión más bien, y recordad con esmero, que aquella tierra de oportunidades fue el simple oasis en medio del desierto, que proclamaba en silencio que había mordido más polvo del que podía tragar.

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Y ahora mi saliva se anda remendando entre conceptos como ‘deportación’, ‘irregularidad’, ‘visas’ y demás. Implorándole al cielo volver a empezar de nuevo, para desdibujar los límites fronterizos que hicieron de este lugar, un balcón perecedero.

 

estadocivilviajera
Periodista, fotógrafa, viajera, imperfecta, humana, soñadora, incoherente, cabezona pero buena gente.

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