Es cierto que la primera vez que una se lanza a viajar sola, los miedos y las inseguridades acechan, pero si tu pasión es conocer otras culturas y lugares, debes armarte de valor y hacerlo, y aquí te voy a contar las 10 razones por las que debes de viajar sola al menos una vez en la vida.
Muchas veces os habrá ocurrido que sentís que se os pasa la vida esperando coincidir en tiempo, dinero y destinos con los amigos. Pero, a veces, esta espera es tediosa y, sin darnos cuenta, vemos que se pasan los meses y no hay acuerdo sobre la mesa. La voluntad no es suficiente: hay que ponerse manos a la obra en la organización, compra de billetes, coger los días, etc. Por eso, cada vez más, muchos terminamos rompiendo barreras, enfrentando miedos y lanzándonos a viajar por nuestra cuenta.
Es cierto que, según el tipo de persona, el tipo de viaje o destino puede condicionar unos miedos u otros. Es decir, hay países que son más seguros que otros, un alto presupuesto siempre respalda el tema de los imprevistos, etc. Lo primero que debes averiguar antes de lanzarte, desde mi punto de vista, es si realmente viajar es una de tus pasiones. Hay mucha gente que le gusta viajar en una dimensión secundaria, es decir, porque significa vacaciones, estar con amigos, fiesta, etc. Entonces es probable que estas personas sientan algo de vacío al viajar solos por primera vez. Por ello, lo ideal es hacer pequeñas demos, trayectos y estancias cortas para ir soltándonos poco a poco en lo que considero una experiencia imprescindible que todos deben vivir al menos una vez en la vida.
El ser humano es un animal sociable, por ello muchas veces necesitamos compartir nuestras experiencias
Lo cierto es que para muchos de los hobbies o pasiones habituales, la dimensión social queda relegada y por ello parece más simple practicarlas solos. Para leer, escuchar música, practicar deporte o ver películas no es necesaria la compañía. Sin embargo, siempre sentiremos la impetuosa necesidad de compartir, así sea a posteriori, nuestro libro favorito, la gran ola que nos tiró de la tabla o la película que nos tuvo toda la noche sin dormir. Y es que el ser humano es un animal sociable. Pues viajando podemos hacer exactamente lo mismo: a la vuelta compartiremos todas las historias que vivimos. Y sí, de las fotos no os vais a librar.
Mi primer viaje sola fue viviendo en Colombia. Llegaba el momento de volver definitivamente a España y la necesidad de hacer un viaje de despedida por ese pedazo de país que me había acogido durante casi cuatro años era obligatorio. Era febrero, una época regular para que se te unan los amigos, así que me lancé sola: 17 horas de bus hasta llegar al encantador departamento del Putumayo, otra región amazónica que conecta con Ecuador. La moraleja es que fui para una semana y me acabé quedando 10 días, pero de este viaje hablaré en otra ocasión. Así que tras el coitus interruptus de el viaje de mi vida, con su pandemia en medio, voy a tratar de enumerar las 10 razones por las que debes viajar sola al menos una vez en la vida.
Descubrirte
A la hora de viajar, protagonizamos escenarios únicos, que nunca antes habíamos conocido, por lo que escapamos de la rutina a la que estamos acostumbrados. De hecho, a parte de los paisajes, vamos a interactuar con culturas, ideologías o simplemente costumbres diferentes.
Por ello, nuestras reacciones o forma en la que interiorizamos el nuevo destino nos dará mucha información sobre nosotros mismos que no habríamos podido descubrir quedándonos en casa y siguiendo un patrón de comportamiento similar. Viajando sola, te darás cuenta de tus fortalezas, límites, paciencia y nuevas capacidades que no sabíamos ni que teníamos. Viaja para conocer más sobre los demás y sobre ti misma.
Reconectarte
La rutina en ocasiones hace que hagamos las cosas de manera inconsciente. ¿No os ha pasado que tenéis tan interiorizado el camino al trabajo que cuando hacéis este trayecto para ir a otro lugar, os equivocáis porque el subconsciente os sigue llevando a este? A veces, esta automatización nos desconecta de nuestro yo consciente y repetimos ciertos patrones sin plantearnos el por qué.
Y muchas veces es necesario volver a conectar con nosotros mismos: disfrutar de tiempo para nosotros, dejar volar nuestra imaginación, pensar en cosas que durante la jornada no tenemos tiempo. Básicamente, salir de la Caverna de Platón y dejarnos deslumbrar por el mundo de las ideas. ¿Hace cuanto no disfrutas de mirar el cielo y encontrarle formas a las nubes?
Alimenta tu curiosidad
Viajar sola te mantiene en ese estado de sorpresa constante en el que viven los niños. ¡Y es de lo más divertido! Estarás todo el rato preguntando: ¿Y eso qué es? ¿De dónde lo sacan? ¿Y cómo se come? ¿A qué sabe? Todo es nuevo y queremos descubrirlo, probarlo, fotografiarlo.
Estimular la curiosidad de los niños es tan importante como no perderla nunca. Al fin y al cabo, la curiosidad es el germen necesario para el conocimiento. Amplía tu conocimiento sobre lo que más te interese en tus viajes: gastronomía, religión, rituales, costumbres, artesanías, geografía, historia e infinidad de acontecimientos. El planeta es un lugar maravilloso y está lleno de infinitas curiosidades. Por lo que te aseguro que hay más de 10 razones por las que debes de viajar sola.
Libertad de movimientos
Este es uno de los motivos principales para mí de las 10 razones por las que debes de viajar sola. Eres libre, tomas tus decisiones, eliges lo qué quieres y cuando lo quieres.
Viajar sola es Lo que quieras hacer, a donde quieras ir, con quién quieras estar y cuando quieras estar
Muchas veces, cuando viajamos con más personas, no siempre coincidimos en lo que nos apetece hacer así que a veces toca resignarnos y/o sacrificarnos. De hecho, esta interdependencia a veces puede frustrarnos a tal punto que puede generar conflictos. Sin embargo, lejos de hacer una apología al egoísmo, viajar sola es lo que quieras hacer, a donde quieras ir, con quién quieras estar y cuando quieras estar. Eso no quita que cuando coincidas con gente democraticéis algunas decisiones como planes, comida, alojamiento, etc. Claro que a estos grupos probablemente te unirás porque tenéis un modo de viajar parecido así que será muy fácil. Y lo dicho, si no te encaja con tu itinerario o forma de viaje, sigues tu camino.
Deconstruir prejuicios
Viajar te ayuda a abrir la mente y romper con estereotipos culturales. Al fin y al cabo, al viajar sola tienes mucho tiempo para la reflexión, te vuelves más observadora y más receptiva a todo lo que ocurre a nuestro alrededor.
Cuando viajamos, clavamos ese interrogante a los estereotipos inculcados sobre ciertos países, religiones o costumbres. Estamos a merced de infinitos estímulos y tenemos todo el tiempo del mundo para absorber mucha información visual y auditiva y procesarla sin el corsé contaminado de los prejuicios. Asimismo, tienes la oportunidad de interactuar con las personas y aprendes a ponerte en el lugar de estas, aprendiendo a deconstruir ciertos imaginarios.
Desarrolla tu instinto
Cuando viajas sola, estás más receptiva a lo que pasa a tu alrededor. Te vuelves más observadora y te dejas guiar por la intuición y, aunque suene un poco místico, aprendes a interpretar energías. Muchas de las decisiones que tomemos durante nuestro viaje estarán basadas en nuestros gustos, pero habrá otras que al no tener una experiencia previa serán tomadas siguiendo nuestro instinto.
Como ocurre con la capacidad auditiva de algunos animales, que son sensibles a ciertos sonidos, cuando viajas por tu cuenta, también agudizas este sentido. Muchas veces el universo nos habla y si empiezas a poner fina atención a los detalles de tu alrededor tus decisiones probablemente sean más acertadas.
Haz amigos de todas partes
Esto me parece lo más maravilloso de viajar sola. Existe un preconcepto sobre viajar acompañado. Y es que aparentemente tienes ese respaldo y esa seguridad que proyectas a la hora de relacionarte con otras personas. Pero lo cierto es que no es del todo así. Al viajar con amigos, familia, pareja, tu atención queda muchas veces acotada a estos y, por lo tanto, tu alrededor pasa a un segundo plano.
Sin embargo, cuando viajas solo, te apoyas en la gente local o en viajeros que, al igual que tú, están buscando recomendaciones sobre el lugar. Y esto es maravilloso, porque una vez conoces a otros viajeros, ese cordón umbilical que os ha unido es para siempre. Porque seguro que os volvéis a encontrar en el camino.
Empodérate
Una de las 10 razones por las que debes de viajar sola es la toma de decisiones. El crecimiento personal o madurez que te aporta cada viaje en solitario. De hecho, para mí el concepto de madurez, más allá del preconcepto de sentar la cabeza, buscar una estabilidad y echar raices, es aprender a tomar decisiones y ser consecuente con estas.
La vida en general, es como un ajedrez: cada decisión o movimiento genera ganancias, pérdidas o simplemente alimenta una estrategia previamente definida para conseguir nuestros objetivos. En los viajes, ocurre igual. Y en este caso, tu eres el dueño de tus decisiones y el directo afectado por sus consecuencias.
En definitiva, no tendrás a nadie a quién echarle la culpa. Así que solo te quedará asumir los imprevistos y aprender de ellos. Aunque, he de admitir que de mi repatriación por Covid-19 he aprendido que algunos imprevistos como pandemias mundiales, son inevitables.
Mímate
La libertad de movimientos y de tiempo cuando estás viajando sola permite improvisar muchos momentos para cuidarte o mimarte. Al fin y al cabo, el único programa que debes seguir es el que has decidido y, como dueña y jefa de ello, puedes permitirte tantos brakes como quieras.
Después de días de senderismo o de mal dormir o mal comer, cómo sienta de bien un caprichazo de hotel-peli-pizza, o un spa-masaje-helado. Las reglas las pones tú.
Agudiza tu inteligencia emocional y social
Al pasar mucho tiempo observando, toda esa información que almacenas sobre el lugar de destino se transforma en aprendizaje inmediato. En esta fase inicial de espectador tu inteligencia emocional y empatía se agudizan, por lo que a la hora de acercarte a las personas, lo haces con una sensibilidad y un tacto propio de la nueva idiosincrasia.
Aprendes a descifrar códigos de conducta, miradas, etc. Sabes cuando una persona parece más receptiva a entablar conversación o si, por el contrario, la estás molestando. Este aprendizaje crece con las experiencias y, por lo tanto, tu psicologia social se vuelve más precisa a la hora de relacionarte.
¿Necesitas más razones para lanzarte a vivir nuevas experiencias?
GENIAL!!!!