El norte de España siempre había sido un gran desconocido para mí. Y es que al ser tan del sur (Cádiz) veía complicado y caro, no solo el transporte hasta allí, sino la comida, alojamiento, etc. Y es que en España pasa como en Italia, que hay una gran diferencia entre el norte y el sur: clima, economía, costumbres, gastronomía y un largo etc.
Pero 2019 fue un año que dediqué a viajar sobre todo por mi país, y me di cuenta de que no hay que irse muy lejos para disfrutar de unos paisajes espectaculares y una naturaleza salvaje. De hecho, a mi parecer, gran parte del encanto del norte de España es que han sabido gestionar el turismo de manera sostenible, conservando el entorno y fomentando el cuidado y respeto por este. Con lo que, a pesar de que ves turismo, no tiene nada que ver con el que acostumbramos a ver en las playas del sur en épocas estivales.
En el norte se fomenta un turismo sostenible y responsable, de manera que cuidan y respetan mucho el entorno
Es cierto que el clima es adverso y, si eres una persona friolera como yo, te recomiendo que lleves ropa de abrigo y de lluvia. Hay bastante humedad y son habituales las precipitaciones incluso en verano. Un precio relativamente justo que se paga a cambio de disfrutar de ese verde solemne tan característico del norte de España y que cubre toda la cordillera cantábrica.
¿Cómo llegar al norte de España?
Por lo general, y lo ideal es llegar en coche, ya que una vez allí es la mejor manera de moverse. El norte de España se caracteriza por ciudades y pueblos pequeños y medianos situados a cortas distancias. Por eso, el tema del coche es fundamental, ya que en transporte público puedes demorarte una eternidad. Con lo que si, vienes desde Madrid o de alguna ciudad cuya distancia no supere los 500 km, por ejemplo, te compensa ir en coche.
Sin embargo, desde el sur es más complicado, ya que son unos mil kilómetros y es un gasto de tiempo y dinero considerable. En mi caso, viajé de Málaga a Bilbao en avión, que tiene una ruta muy económica con Vueling y ahora también Volotea y tardas un poco más de una hora. Los precios oscilan entre los 20 y 60 euros por trayecto, dependiendo de las fechas. En pleno agosto, la ida y vuelta me salió por 100€.
Una vez en Bilbao, puedes moverte en bus pero hay pocos horarios y tienes que desplazarte siempre a las estaciones principales. Yo siempre me he movido en Blabla Car, que es más económico y ecológico.
¿Qué visitar en el norte de España?
Hay muchísimo por ver en el norte de España. El problema es, que si vas como yo sin coche, vas a tardar más o vas irremediablemente a perderte cosas. Existe la posibilidad de alquilar coche, pero como nuestro presupuesto era bastante bajo, no nos salía a cuenta.
Asturias
Gijón
Desde Bilbao, con Blabla Car o bus llegas a Gijón que es la ciudad costera más importante de Asturias. Una vez en Gijón, que me recibió amablemente con 25 grados y un sol espectacular, aprovechamos para recorrer el paseo de la playa de San Lorenzo. Es una playa de arena fina en pleno centro de la ciudad. Lo que me sorprendió es que, cuando sube la marea, hay zonas donde literalmente se quedan sin arena y la gente salta directamente al agua desde la rampa de bajada a la playa.
La ciudad se ve rápido ya que no es muy grande pero tiene curiosos e interesantes cosas por ver. El Elogio del horizonte, situado en el cerro de Santa Catalina, la iglesia San Pedro Apostol, las termas romanas, la plaza mayor y algo que me llamó mucho la atención y que me encantó es el monumento a la madre del emigrante: estremecedora.
Cimadevilla es un antiguo barrio de pescadores, hoy casco histórico. Una pseudopenínsula en la parte septentrional de la ciudad llena de encanto y de movimiento. Las terrazas y plazas se llenan de gente y el ambiente festivo es contagioso. Descubrimos La Cuesta del Cholo, un lugar mítico cerca del puerto deportivo, donde los jóvenes se reúnen para empezar la jarana o simplemente tomar unas cañas o sidras sentados en la muralla. Un lugar que nos conquistó por lo bueno, bonito y barato.
Cangas de Onís – Lagos de Covadonga
No queríamos perdernos la famosa Laguna de Covadonga y para ir solo disponíamos de un autobús que salía a las 10:00 y regresaba a las 18:30. Solo había un trayecto al día, por eso la importancia del coche. Aunque una vez allí, nos dimos cuenta de que había serios problemas de aparcamiento.
Al parque no pueden subir los coches, por lo que hay que hacer cola para subir, por eso es importante llegar temprano. El parque de Covadonga pertenecen al Parque Nacional de los Picos de Europa y es una visita obligada a pesar de que sea muy turístico. Se trata de dos lagunas glaciares, Enol -la más grande y que al parecer posee a la virgen de Covadonga en sus profundidades-, La Ercina, y uno más pequeño, El Bricial, que solo se llena con el deshielo.
Es una ruta agradable y para todos los públicos. Hay un restaurante pero te recomiendo que, si quieres comer allí, lleves tu propio picnic. Primero porque las colas en el restaurante son tediosas y segundo porque la llanura, con sus vacas y su lago, invita a sentarte y disfrutar de esa naturaleza tan perfecta.
Una vez regresamos, esperamos la otra gran cola para coger el bus hasta el Real Sitio” de Covadonga. En temporada alta te recomendamos informarte sobre los tiempos para que no te descuadre el programa. Lo interesante en este lugar son el Santuario o cueva santa y la Basílica. La cueva es muy curiosa de ver, ya que se trata de una capilla construida en la roca, y donde venera a la Virgen de Covadonga: la famosa Santina.
La basílica tiene un fuerte protagonismo en el paisaje y se alza soberana con un estilo neorrománico.
Bufones de Pría – Llanes
Una obra de arte de la madre naturaleza son los famosos Bufones de pría. Un paisaje de acantilados donde la fuerza del mar se hace patente a través de los rugidos de las diferentes rocas. Se conoce como bufones a las grietas en la roca por donde se cuela el agua del mar, dando lugar a chorros de agua acompañado de un grave rugido.
La erosión del agua crea estas maravillas morfológicas a orillas del cantábrico, llegando a crear cuevas subterráneas donde se acumula el agua y sale al exterior alcanzando en ocasiones hasta los 20 m de altura.
Estos impresionantes acantilados son característicos en el norte de España donde las tempestades tienen gran protagonismo. Me parece una fascinante alegoría de lucha entre el mar y la tierra. Un irregular choque de olas que me puedo quedar embobada mirando durante horas.
Para verlos en su máximo esplendor lo ideal es visitarlos en otoño o en invierno, en días donde haya mucho oleaje y/o durante la pleamar.
Picos de Europa
Recorrer el desfiladero de la Hermida fue algo espectacular, aunque solo lo pude ver desde la ventanilla del bus. Se trata de angostas gargantas del macizo de Ándara que guían una estrecha carretera formada por paredes casi verticales de roca caliza.
Una vez en Fuente Dé, puedes coger el teléférico que cuesta unos 18€ en temporada alta. Aunque lo malo son las colas. De hecho cuando llegamos, el estimado de espera eran casi tres horas para subir, así que obviamente lo descartamos.
El circo glaciar del valle de Liébana es el resultado de la última glaciación
Sin embargo, lo que más nos impresionó en esta zona del Valle de Liébana es su circo glaciar. Un punto de interés geomorfológico en un ambiente de alta montaña cuyos picos superan los dos mil metros de altitud.
Su circo glaciar es un punto de interés geomorfológico situado en un ambiente de alta montaña con un clima de marcada influencia oceánica. Al parecer estás formaciones fueron el resultado de la última glaciación, cuando se fue acumulando la nieve y los hielos en lo alto de las montañas.
Potes
Considerado uno de los pueblos más bonitos del norte de España, en pleno corazón de Liébana, se encuentra Potes. Situado al suroeste de Cantabria, entre varios macizos montañosos, este encantador pueblo tiene un gran patrimonio arquitectónico y es famoso además por su licor artesanal.
La Torre del Infantado es el edificio más simbólico de Potes y está situado en pleno casco antiguo, declarado Bien de Interés Cultural, con categoría de Conjunto Histórico desde el año 1983. Es de estos pueblos rurales que te cautivan nada más pisarlos. Tiene ese encanto rural que invita a una desconexión total.
País Vasco
Vizvaya
Desde el aeropuerto llegas a Bilbao en bus por 3€. Es una ciudad con la que había soñado desde muy joven, ya que mis gustos musicales adolescentes me transportaban al revolucionario punk-rock que llegaba desde el norte a mis oídos. Con lo que siempre me he imaginado la ciudad con mucha movida alternativa, sindicalismos y una vasta oferta de entretenimiento. Quizás fueron esas altas expectativas lo que me decepcionó un poco al ver la ciudad bastante tranquila y vacía. Quizás, según me dijeron, porque era semana santa y la gente se iba.
En fiestas volví, y aún así, me faltaba algo.
En cualquier caso, Bilbao y sus alrededores tienen mucho que ofrecer. El casco viejo está formado por calles estrechas, como el famoso conjunto de las 7 calles (Zazpi Kaleak en euskera) donde se concentran cafeterias y bares de pintxos. Muy cerca, encontramos la Plaza Nueva, corazón del centro histórico donde también hay mucha oferta de restauración. El Arenal, el Muelle Marzana, el parque Doña Casilda o el Etxebarria o el mercado de la Ribera son lugares encantadores para pasear. Y por supuesto el Museo Guggenheim, un milagro de la arquitectura que impresiona tanto desde fuera como desde adentro.
También merece mucho la pena conocer los alrededores y dar un paseo por La Galea, un paseo muy agradable ubicado en la costa de Getxo y que se llega fácilmente en metro.
Si tenéis pensado hacer Bilbao y San Sebastián os recomiendo comer todo lo que podáis en Bilbao que es bastante más barato que en San Sebastián.
Donostia
San Sebastián sí fue un lugar que me encantó. Conocido como la Perla del Cantábrico, es sin duda, una ciudad que enamora. Además tuve la suerte de disfrutar de todo un día soleado contra todo pronóstico, con lo que recorrer el paseo nuevo hasta el acuarium fue una de las cosas más agradables y baratas que se pueden en esta ciudad: pasear por toda la Bahía de la Concha. Dicha bahía está formada por dos playas: la de La Concha (nombre recibido por su forma) y la Ondarreta. Por lo general, la marea en ambas playas se conserva tranquila gracias a su disposición, pero en otras zonas veremos el rugir salvaje del mar cantábrico.
Al final de La Ondarreta, justo a los pies del Monte Igueldo, se llega al Peine del Viento. Un curioso lugar donde escuchar los temporales del Cantábrico. De manera similar a los bufones, el agua choca con fuerza y se cuela por ranuras de roca y producen sonidos que divierten hasta a los más pequeños. Aprovechando el lugar, puedes subir al monte Igueldo en funicular o a pie y contemplar las hermosas vistas de la bahía.
El palacio Miramar, antigua residencia de verano de la monarquía española, es uno de los edificios más elegantes de San Sebastián. Merece la pena subir y pasear por los jardines ya que las vistas con el mar al fondo son preciosas.
Una vez hemos disfrutado el sol podemos entrar al casco viejo y pasear por sus sinuosas callejuelas empezando desde la Calle Mayor (Kale Nagusia). La Basílica de Santa María del Coro, la Plaza de la Constitución, el Ayuntamiento, todos estos lugares pillan de camino a por unos buenos chacolines acompañados de unos cuantos pinchos.
Para conocer los pueblos en los alrededores lo ideal es ir en coche. Los más conocidos son Pasajes de San Juan, Zarautz, Hondarribia, Getaria, Zumaya y en la parte francesa Bayona y Hendaya. Son pueblos con muchísimo encanto donde predominan esas fachadas estilo vasco con mucho color y agua a su alrededor. Además, en el camino nos deleitaremos con paisajes de intenso e infinito verde tan característico de esta zona montañosa.
Gastronomía
Por lo general, la gastronomía en el norte de España se caracteriza por servir cantidades ingentes de guisos y estofados, de gruesos chuletones si nos acercamos más a la zona de montaña, y de pescado y mariscos si estamos cerca al mar. Igualmente, entre Asturias y País Vasco hay tradicionalmente ciertos platos locales que siguen siendo trending topic en la mesa de los más locales.
Asturias
La fabada es sin duda la gran aclamada en la gastronomía asturiana, junto con la sidra. Son los dos buques insignias que conquistan también los estómagos de los turistas. Además he de decir que la sidra es muy barata, aunque si no sabes ecanciarla, te recomiendo que le hagas ojitos al camarero porque te va a maldecir cada vez que le pidas que te la escancie.
Tambien son muy populares otros platos de cuchara como los potes, la berza y embutido de matanza y quesos como el famoso Cabrales que tiene su origen en esta comunidad. También son conocidas las calderetas marineras, mariscos variados, la perdiz, los bollos preñaos y el famoso cachopo, con el que servidora puede estar merendando tres días.
Pais Vasco
En el País Vasco, el equivalente a las tapas son los famosos pinchos. Pequeñas porciones pensadas para acompañar el vino o la cerveza y que se han convertido en todo un arte culinario. Hay todo un catálogo con infinidad de variedades que siempre cuesta mucho elegir. Porque además, baratos no son pero van perfectos para los que prefieren probar diferentes cosas sin llenarse.
Son platos populares en esta zona la porrusalda (caldo de puerros y pescado), marmitako (guiso de bonito), el bacalao, la merluza, el rape, la lubina, cocinadas con salsas como la verde, el pil pil y la vizcaína. También son usuales las carnes a la parrilla y los embutidos de cerdo.
Restaurantes baratos
En Gijón encontramos dos lugares fantásticos donde comer. Son recomendaciones personales ya que no suelo almorzar mucha cantidad y priorizo lugares económicos antes que serviciales o con otras calidades.
Café Plaza: fue el primer lugar donde me encontré con mi amiga la primera vez que llegué a Gijón y volvimos como unas tres veces por lo bueno y barato. Lo ideal es ponerte en la barra, pedir una bebida que te incluye un pincho bastante majo. Y luego tienes una carta de pinchos y bocadillos riquísima y super bien de precio.
Casa Oscar: un bar de barrio, familiar, de andar por casa. Con cada consumición te ponen un pincho muy rico. Si tu idea es sentarte y pedir menú, te recomiendo que reserves porque al parecer se llena pronto. Pero si tu idea es unas cañas y unos pinchos, aquí te lo ponen muy fácil.
En el País vasco todo es bastante caro aunque el precio de los pinchos no suele cambiar mucho de un lugar a otro en la misma zona.
En Bilbao tienes en Plaza Nueva el Charly y el Gure Toki que, aunque no son los más baratos si que han sabido encontrar ese equilibrio entre precio, ambiente, calidad y variedad. También hay una curiosa afición por las tortillas, y he tenido la suerte de probar algunas callejeando por el casco viejo y he de decir que son espectaculares así que te invito a que le eches un ojillo a las mejores tortillas de Bilbao.
En San Sebastian uno de los sitios más baratos que recomiendo es la Mejillonera, situado muy cerca al puerto, y aunque se llena pronto y cierran en la tarde, tiene los pinchos más baratos de la ciudad. Especialidad en mejillones al vapor y las papas bravas.
Otro que me entusiasmó es el bar Sport, un habitual en la ruta de pinchos. Sin duda, galardonado es el pincho foie pero en general todo lo que probé estaba riquísimo y los bocadillos son generosos. Y de precio muy bien. Eso sí, id pronto que se llena.